viernes, 4 de diciembre de 2009

Gritos en mis ojos. Poesía / Ivana Szac

Gritos en mis ojos
Poesía de Ivana Szac
72 páginas
$ 28.-
isbn 978-987-1661-01-5


Decía el poeta José Lezama Lima, que si alguien, manejando diestramente la escritura, era capaz de dejar un verso, uno solo en la memoria colectiva, ese alguien era sin mas, un poeta.
Estamos inmersos en una de las peores crisis de la historia humana. No obstante, no todos los poetas manifiestan su disconformidad con el sistema de manera directa. Hay aquellos en los que la lucha interna desencadena fuerzas subjetivamente apabullantes. El mundo exterior las provoca, el interior -donde les cuesta acomodarse- las lirifica.
Éste es el escenario donde florece (¿o estalla?) la poética de Ivana Szac "La poesía en mí / como los clavos / en las manos de Jesús". Sí, el agridulce oficio del poeta, tiene en su obra un dejo de incertidumbre, un amargor crepuscular, un oscuro túnel del que parece no haber salida posible: "Me quedaré por días / jugando con mi pelo / hasta envejecer". En esta escaramuza cotidiana, donde sobrevive como puede, donde hasta "un sol habitado de muertos la lastima", la autora manifiesta abiertamente su angustia existencial, su soledad de a muchos. Se hace entonces "inútil / haber luchado tanto / para verme hoy / durmiendo sobre mi ombligo".
Uno hasta se siente tentado a tenderle una mano, un suerte de puente, habida cuenta de saber por anticipado, que nada puede paliar esta, nuestra condición insular.
Szac no obstante, opone a este opaco plano de la existencia, esa búsqueda tan humana y carnal de la antimuerte, es decir del sexo y del amor "soy (...) la que permanece / como una estatua en tu memoria", nos dice.
Así, volviendo a la memoria, vuelvo a Lezama Lima, y puesto que de perdurar se trata, de dejar como diría Rodolfo Alonso, "a toda la muerte un recuerdo rayándole la cara", qué mejor que introducirnos de lleno en este mundo personal y único, el mundo de "Gritos en los ojos", para que por unos instantes se torne tan nuestro, como lo permitan cada uno de sus versos.
Eduardo Espósito

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